Ensayo


CASTILLA EN LA GENERACIÓN DEL 98


El tema de Castilla será bastante recurrente en los autores de la Generación del 98 que verán en el austero paisaje castellano el reflejo del alma y la esencia que buscan. Recorrerán la meseta de Castilla describiendo minuciosamente la pobreza de sus pueblos, la sencillez de sus gentes y lo extremado de su clima. Esperan captar, a través de este paisaje, el alma de España.

Castilla es un punto en común en dos de los pensadores más importantes del grupo: Ortega y Azorín. A ellos se unirá Machado a través de sus canciones y poemas.

Unos literatos acostumbrados a trabajar en periódicos, como son los integrantes de esta generación, apoyándose en doctrinas deterministas aún en boga, encuentran y, de algún modo, idealizan, una Castilla mesetaria cuya geografía es el espejo en el que miran el pasado y explican la presente decadencia de la nación entera.

Para añadir más datos a la peculiar reconstrucción de este territorio, toman las ideas de algunos geógrafos, con una intención de acudir a especialistas para comprender mejor la realidad física. Para ello, consultan obras como Nouvelle Geographie Universelle: La Terre et les hommes, de Elisée Reclus (1876), y La terre et l'évolution humaine, de Lucien Febvre, de 1922, ambos de origen francés. Reclus y sus seguidores en España influyen en el aspecto geográfico, decisivo para forjar una imagen -prestada- de Castilla, identificada principalmente con la Meseta.

Por otro lado, el geógrafo Taine, como algunos escritores contemporáneos a esta generación, se quedaron con lo más tópico de Castilla: su aridez, su soledad, su pobreza…

Muchos autores actuales sitúan el origen del problema de España, visto desde una perspectiva nacionalista, en el advenimiento del nuevo estado liberal que surge a mediados del siglo XIX, que en nuestro país se ve, además, acentuado por la crisis de la Restauración, el desastre del 98, etc. En este ambiente, permanece entre los pensadores del momento la idea de que fue Castilla la que unificó España. Por ello, algunos han tachado a la Generación del 98 de albergar un nacionalismo español algo extremo. De hecho, algunos escritores como Ortega o Menéndez Pidal, continuarán y ampliarán la idea de nacionalismo español centrada en el castellanismo.

Encontramos, además, varias teorías sobre el territorio que correspondería a Castilla, pues ni siquiera las actuales Comunidades Autónomas lo definen con claridad.

¿Podemos decir que la Castilla de la Generación del 98 fue inventada? Lo que queda claro hasta el momento es que es definida por tópicos de libros geográficos del momento e identificada únicamente con la Meseta. Es pues, Castilla, según palabras de Carlos Moreno Hernández, “fortaleza interior arruinada frente a la periferia”.

Así pues, si aplicamos todo lo anterior, un texto noventayochista plantea el caso de la decadencia de España a partir de un lugar común, Castilla, desde los presupuestos del determinismo histórico-geográfico dominante en la segunda mitad del siglo XIX.

Pero Castilla es también un lugar, a la vez físico y mental, adonde se acude para hallar ideas o argumentos sobre el presente y el pasado de la nación o, también, para proyectar el estado de ánimo. No en vano, Azorín comenta que en Campos de Castilla, Machado “nos da su propio espíritu”.

El libro de Maeztu Hacia otra España marca un hito en los postulados comentados anteriormente. En él aboga por una industrialización capitalista, al igual que la catalana o la vasca, que acabaría con el supuesto retraso y demás males que castigan a la Meseta. Con esta industrialización se acabarían los males de los separatismos de estas regiones.

UN CURIOSO ANTECEDENTE

Azorín se mostró contrario a considerar que el origen del interés por Castilla hubiese tenido lugar a raíz del desastre del 98 y, para ello, citó en el prólogo del libro Vieja España, de José Mª Salaverría, de 1907, una descripción de Galdós de las llanuras situadas entre Medina del Campo (Valladolid) y Madrigal de las Altas Torres (Ávila) que, según él, adelantan ya ese amor a los viejos pueblos y al paisaje característicos de la generación.

En él, describe cosas tan curiosas como: “Entre la Mota y Madrigal, caminando hacia la cuna de doña Isabel, sentí la llanura con impresión hondísima. Es la perfecta planimetría sin accidentes, como un mar convertido en tierra. (...) Es el paisaje elemental, el descanso de los ojos y el suplicio de la imaginación. (...) Entre dos miras lejanas y verticales rodamos derechamente, sin desviarnos a un lado ni otro. No vamos llevados por la fantasía, sino por la razón pura... Poca gente encontramos en este camino de la verdad matemática.”

PÍO BAROJA, AJENO AL TEMA CASTILLA

Baroja casi siempre habla de España en general, no de Castilla. Se permite, en alguno de sus ensayos, nombrar a Castilla al hablar de las últimas estribaciones de la tierra vasca, la cual si se atreve a describir, al igual que a sus gentes y sus costumbres.

Nada hay tampoco en las descripciones de Baroja que permita atribuirle alguna clase de castellanocentrismo mesetario de tipo determinista; no es castellanista ni vasquista, a diferencia de Unamuno. Su viaje de 1900 a Soria, descrito en 'A orillas del Duero' sólo puede relacionarse con algunos versos de 'Campos de Soria' y, por el espacio geográfico que describe, montañoso, boscoso y ganadero, con la versión en prosa de La tierra de Alvargonzález.

LA CASTILLA LÍRICA DE ANTONIO MACHADO

Antonio Machado nació en Sevilla, pero pasó su juventud en Soria, por lo que, pese a no nacer en una tierra cercana a Castilla, la afloración de sentimientos que se producen en el paso de la infancia a la adolescencia, los vivió el poeta en suelo castellano, lo que hizo que el sentir por la tierra se mezclara con sensaciones como la melancolía, la alegría a veces, la desolación…

Unos pocos poemas, un título, Campos de Castilla, y sus maestros (Unamuno, Azorín, Ortega) hacen a Machado 'castellanista'. Tras su estancia en Soria, podemos apreciar dos posturas: la tópica, caracterizada por la consideración de Castilla como la Meseta, triste, atrasada, pobre… "La hermosa tierra de España / adusta, fina y guerrera / Castilla, de largos ríos,/ tiene un puñado de sierras /entre Soria y Burgos como /reductos de fortaleza, /como yelmos crestonados, /y Urbión es una cimera."  y otra, la sentimental, quizás más influenciada por su relación con Ortega y Gasset.